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Marciano,
testigo ocular de su martirio, el Martyrium Polycarpi, considerado por
muchos el más antiguo y auténtico de las Actas de los Mártires. Se trata
de la primera obra en la que se define mártir a quien muere por causa
de su fe. Durante su largo episcopado, Policarpo se distingue por el
celo en el conservar fielmente la doctrina de los Apóstoles, por la
difusión del Evangelio entre los paganos y por combatir las herejías.
Ireneo lo define predicador paciente y amable, debido a la gran atención
hacia las viudas y los esclavos.
La amistad en el episcopado con Ignacio de Antioquía
En
el 107 Policarpo acoge en Esmirna a Ignacio de Antioquía, de paso, y
con escolta, hacia Roma para ser juzgado. Célebres son las siete cartas
que Ignacio dirige a las iglesias a lo largo de su camino; las primeras
cuatro parten directamente de Esmirna. Desde Tróade, más tarde, escribe
a los fieles de Esmirna y a su obispo Policarpo, encargándole de
transmitir a la Iglesia de Antioquía el último recuerdo suyo y
describiéndolo un buen pastor y luchador por la causa de Cristo. Y es a
Policarpo a quien los filipenses piden recoger las cartas de Ignacio. El
obispo de Esmirna les envía lo que le piden, junto a una misiva propia
para exhortarlos a servir a Dios en el temor, a creer en Él, a esperar
en la resurrección, a caminar en la vía de la justicia, teniendo siempre
ante los ojos el ejemplo de los mártires y, principalmente, de Ignacio.
La Carta a los Filipenses de Policarpo también es bien conocida;
llegada hasta nuestros días, es importante, en particular, por la
información histórica que se puede extraer y por los dogmas sobre el
Credo que se recuerdan. Hacia finales del 154, Policarpo parte hacia
Roma como representante de los cristianos de Asia Menor, para tratar con
Papa Aniceto diversas cuestiones y principalmente la fecha de la
Pascua: en las iglesias orientales celebrada el día 14 del mes judío de
Nisán, en la capital del Imperio el domingo siguiente. No se llega a
ningún acuerdo, pero las relaciones entre las iglesias permanecen
amistosas.
Mártir a 86 años
Bajo el emperador Antonino Pío,
las persecuciones también estallan en Esmirna. Policarpo es arrestado.
Las actas de su martirio dicen que “llevado ante el procónsul, éste...
trató de persuadirlo a negar, diciendo: ‘piensa en tu edad… cambia el
pensamiento… jura y yo te libero. Maldice a Cristo'. Policarpo
respondió: ‘Le he servido por ochenta y seis años, y no me ha hecho
ningún daño. ¿Cómo podría maldecir a mi rey que me salvó?... escúchalo
claramente. Yo soy cristiano'”. Se decide para él la hoguera, pero queda
ileso y es asesinado por la espada. “Estos fueron los hechos – se lee
en el Martyrium Polycarpi – en torno a San Policarpo, que con los de
Filadelfia fue el duodécimo a sufrir el martirio en Esmirna. San
Policarpo dio testimonio en el segundo día de Santico, el séptimo día
antes de las calendas de marzo, en gran sábado, a la hora octava. Fue
tomado por Herodes, el pontífice Felipe de Tralli, el procónsul Stazio
Quadrato, rey eterno nuestro Señor Jesucristo". La fecha del martirio de
Policarpo es, por lo tanto, cierta: fue el 23 de febrero del 155.
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