Santo 17 de Febrero : San Alexis y los Fundadores de las Órdenes de los Servitas - 7 Jóvenes a los que se Apareció la Santísima Virgen

Retiro de la ciudad
Siglo
XIII, Florencia. Siete mercaderes, miembros de una compañía laica de
fieles devotos de la Bienaventurada Virgen, (la “Compañía de los Siervos
de Santa María” o “Laudesi”) deciden retirarse en penitencia,
contemplación, y en el servicio a María. Una elección ciertamente
influenciada por dos grandes órdenes mendicantes de la época,
franciscanos y dominicos, así como por la experiencia de los monjes
Camaldulenses, Valumbrosanos y Cluniacenses, ya presentes en esas
tierras, y por grupos de penitencia, como los de San Agustín y del Monte
Carmelo, o el de los hermanos y hermanas laicos de la Penitencia. Eran
Bonfiglio, líder del grupo laico y prior de la futura comunidad,
Bonagiunta, futuro prior entre 1256 y 1257, Manetto, artífice de las
primeras fundaciones en Francia, Amadio, alma del grupo, Sostegno y
Uguccione, amigos entre sí, y finalmente, Alessio.
En
torno al 1233 los siete abandonan sus actividades comerciales, dejan
sus propias casas y distribuyen los bienes a los pobres, mientras
Florencia se estremece cada vez más por las guerras fratricidas.
Túnicas y capas grises
Es
el 8 de septiembre de 1233 cuando los siete comienzan a hacer vida
común en Villa Camarzia, en las afueras de la ciudad: Iacopo da
Poggibonsi, capellán de Laudesi y director espiritual, les impone a cada
uno el vestido de los “Hermanos de la Penitencia”, una capa y una
túnica de lana rústica de color gris. La jornada de la pequeña comunidad
se lleva a cabo entre la oración, el trabajo y la mendicidad en las
calles de la ciudad. Su vida es retraída, austera y solitaria, pero
muchas personas turbadas y angustiadas acuden a ellos, recibiendo
siempre consuelo y consejo; sobre todo a la mayoría sorprende el hecho
de que, como comerciantes ricos que eran, los siete se hubiesen reducido
voluntariamente a la pobreza. Esto anima el difundirse de su fama de
santidad y muchas personas comienzan a pedir formar parte de su familia.
Nacimiento de la orden
Precisamente
las insistentes y numerosas solicitudes los llevan a comenzar una Orden
expresamente dedicada a la Virgen, de la cual se dicen Servidores: la
Orden de los Siervos de María. En 1234, el obispo Ardingo Foraboschi les
dona un terreno en la cima del Monte Senario, a unos 18 km de
Florencia. Las celdas son inicialmente simples chozas separadas entre
sí; sobre las ruinas de un antiguo castillo, surge pronto una pequeña
iglesia dedicada a la Virgen y en 1239, después de la visita del Legado
Pontificio, el Cardenal Goffredo Castiglioni (futuro Papa Celestino IV)
les asigna la Regla de San Agustín.
A menudo, tras largas salidas
para la limosna, se detienen en Florencia en el oratorio de Santa María
di Cafaggio, cuyo hospicio contiguo pronto expanden, comenzando a
recibir a quienes les piden ser parte de la comunidad.
Tantas vocaciones
Pronto
los siete reciben el permiso para abrir otros conventos, incluso fuera
de Toscana, porque las vocaciones llegan numerosas. La Orden, sin
embargo, corre el riesgo de ser abolida cuando el Consejo de Lyon, en
1247, decreta suprimir las Órdenes Mendicantes. Pero Filippo Benizi,
acogido a los veintiún años en la orden y futuro prior general,
nuevamente obtiene el reconocimiento pontificio. La aprobación
definitiva llega en 1304 por obra de Benedetto XI.
Sólo Alessio
Falconieri, el último superviviente de los siete, puede regocijarse.
Morirá el 17 de febrero de 1310, a casi 110 años de edad. Su sobrina,
Juliana Falconieri, también santa, será la fundadora de las religiosas y
monjas de la Orden de los Servitas de María.
En 1888, León XIII
canonizó juntos a los siete padres. En Monte Senario, un único sepulcro
recoge sus restos. Entre los Servidos de los últimos años, recordamos al
padre David María Turoldo, un conocido predicador y poeta.
Comentarios
Publicar un comentario