Santo 2 de Abril : San Francisco de Paula que tuvo el Don de Profecía y Fundador de la Orden de los Mínimos
San Francisco de Paula
Fundador y ermitaño
(1416-1508)
Nápoles
ha sido fecunda en santos. Al principio del siglo XV vivía en el
pequeño pueblecillo de Paula el matrimonio Santiago y Viena. Eran buenos
y pobres, pero con la pena de no tener hijos. Por fin, después de tanta
espera y tanta súplica al cielo llegó, lleno de alborozo, el
primogénito, a quien, en agradecimiento a San Francisco de Asís, le
pusieron su mismo nombre. El niño era bueno, y crecía a imitación de
Jesús, en ciencia, edad y gracia... hasta que le vino una terrible
enfermedad que amenazó con su vida. Sus padres hicieron una promesa:
Llevarlo al próximo convento de Cordeleros, en San Marco Argentano, y
que allí llevara durante un año la vida como los religiosos... Y así
fue.
A los trece añitos vistió el hábito del Patriarca de Asís y
pasó un año de cielo entre aquellos buenos religiosos. Pronto, por sus
muchas virtudes, se ganó la admiración de todos.
Llamaba
la atención su gran piedad, su vida de intimidad con el Señor ante
quien pasaba largas horas entregado a la oración. Por su durísima
penitencia, por su servicio y caridad, ya que solamente parece que vivía
para hacer felices a los demás. Pero aquel cielo para él, y aquel
maravilloso ejemplo para los religiosos iba a acabarse, ya que sus
padres, una vez cumplido su voto, quisieron volviera a casa para tenerlo
a su lado.
En compañía de sus padres realizó algunas
peregrinaciones a diversos lugares santificados por la presencia de
almas santas. El que más hondo caló en su corazón fue el de Monte Casino
donde están todavía claras las huellas de aquel joven que se retiró a
la soledad a los sólo catorce años. Francisco sintió ansias
irresistibles de poderle imitar. También él amaba la soledad como medio
para entregarse al Señor sin los estorbos de los halagos del mundo.
Pidió permiso a sus padres, y, a los catorce años, se retiró a una cueva
no lejana de Paula. Allí se entregó a la más dura penitencia y a una
oración casi ininterrumpida. Casi nadie sabía dónde se encontraba...
Pero a los diecinueve años dos compañeros vinieron a rogarle que los
aceptase en su compañía y no pudo impedírselo. Pronto corrió la fama de
su vida y de los hechos milagrosos que se le atribuían.
Casi sin
darse cuenta se multiplican los discípulos que quieren seguir sus
huellas, imitar su vida. Los milagros hacen que acudan en tropel mucha
gente para solicitar la ayuda del cielo. Se humilla y anonada diciendo
que nada es, a no ser pecado y miseria. Construye un Monasterio, y otro,
y otro... hasta que le llaman de Sicilia. Debe embarcar y no dispone de
medios para pagar la barca. ¿Qué hacer? Arroja el manto pardo sobre las
olas, se coloca sobre él, y, haciendo de vela, atraviesa el estrecho
ante el asombro de la multitud que le contempla.
El Papa Sixto IV
aprueba su Orden con el nombre de Ermitaños de Calabria y nombra a
Francisco de Paula superior general perpetuo por una Bula del 23 de mayo
de 1474. Su fama se extiende por todas partes. También tiene
detractores, como era de esperar. Él hace milagros y cura, y los médicos
le acusan. Él, que no tiene estudios, sabe y entiende más de teología y
de política que los más eximios especialistas y... la envidia y
calumnia se ceban sobre él. Pero no importa...
El mismo rey de
Francia, Luis XI, está gravemente enfermo y pide que ese famoso obrador
de milagros acuda a su lecho para que le cure. El Santo le dice con
valentía: «Majestad, pediré a Dios vuestra salud, pero lo que más
importa es la salud del alma. No queda remedio posible entre las
medicinas; pero, ya que tanto amáis la vida, lo que importa es asegurar
la posesión de la verdadera Vida». Muere el rey, pero le ruega se haga
cargo de la dirección espiritual de Carlos VIII.
El lema de
nuestro Santo fue este: «¡Gloria a Dios y Caridad para con el prójimo!».
Durante toda su vida trató de cumplirlos con la más completa fidelidad.
Lleno
de méritos y viendo ya su obra consolidada, el 2 de Abril de 1507,
Viernes Santo, expiraba. Seis años después el Papa León X lo
beatificaba.
Fuente de Sanctoral.com
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