Santo 11 de Febrero : Nuestra Señora de Lourdes - Recibe Más de 6 Millones de Peregrinos Anuales donde Nuestra Señora se Apareció en 1858 como la Inmaculada Concepción

Aparición de Nuestra Señora de Lourdes
Aparición de Nuestra Señora de Lourdes
a santa Bernadita.
O.D.M. pinxit
Aparición de
Nuestra Señora de Lourdes
(1858)
El
Dogma de la Inmaculada Concepción de María fue proclamado por el Papa
Pío IX el 8 de diciembre de 1854. María pronto mostraría cuánto aceptó
este nuevo homenaje de la Santa Iglesia. Cuatro años más tarde, en 1858,
Se dignó mostrarse, dieciocho veces, a una niña de Lourdes, un pueblo
de los Pirineos.
La niña, ignorante y sincera, se llamaba
Bernadette, Bernadita. La Virgen Se le apareció en una cueva salvaje. Su
rostro era hermoso y bermejo; estaba envuelta en los pliegues de un
largo velo blanco; un cinturón azul flotaba a Su alrededor; en cada uno
de Sus pies brillaba una rosa abierta. La niña La miró durante mucho
tiempo, sorprendida y encantada; tomó su rosario y lo recitó
piadosamente.
Escuchemos Bernadita relatar, con su gran ingenuidad, lo que allí pasó:
"Cierto
día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas.
Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se
movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida
de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de Sus pies una
rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de Su rosario.
"Creyendo
equivocarme me restregué los ojos. Metí la mano en el bolsillo para
buscar mi rosario. Quise hacer la señal de la cruz pero fui incapaz de
llevar la mano a la frente... Aquella Señora no me habló hasta la
tercera vez... Volví a ir allá durante quince días... Siempre me decía
que advirtiera a los sacerdotes que debían edifícarle una capilla, me
mandaba lavarme en la fuente y rogar por la conversión de los pecadores.
Le pregunté varias veces quién era, a lo que respondía con una leve
sonrisa..." La aparición le ordenó volver.
La
decimosexta vez, el 25 de marzo, Bernadita suplicó la Visión de darse a
conocer. Entonces, el Ser Misterioso levantó los ojos al cielo; uniendo
las manos ante Su pecho, asumó una majestad divina, y desapareció
diciendo: "YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN". Era la Santísima Virgen,
Patrona de la Iglesia y de Francia, quien vino a llamar a Su pueblo a la
oración y a la penitencia.
A partir de ese momento, la ciudad de
Lourdes se hizo inmortal. La Aparición triunfó sobre todas las
impiedades y persecuciones. Grandes multitudes vinieron, según el deseo
expresado por la Aparición, a saludar a la Virgen Inmaculada en Su cueva
bendita y en los espléndidos santuarios erigidos a petición Suya y en
Su honor, en la ladera de la montaña.
Muchos milagros
maravillosos han recompensado y recompensan todavía la fe de los
peregrinos piadosos; y cada día este gran movimiento católico está
creciendo; es por cientos de miles, cada año, que las devociones de
María fluyen a Lourdes desde todas partes del mundo.
La piedad
católica ha multiplicado los libros y relatos sobre Nuestra Señora de
Lourdes; se han cantado mil y un himnos de todos los idiomas al pie de
la Gruta bendita; en todas partes, en Francia y en todo el mundo, se han
hecho numerosas representaciones de la Gruta de Lourdes y de su
basílica, de las imágenes y estatuas de la Virgen Inmaculada. Las
mágicas procesiones de antorchas, las maravillosas iluminaciones, las
grandiosas manifestaciones que a menudo se renuevan allí, han hecho de
Lourdes un rincón del Paraíso.
Hablemos un poco de la Vidente,
Santa Bernardita Soubirous. Nació en 1844, siendo la mayor de seis
hermanos. Era una chica sencilla, sin apenas preparación ni cultura pues
sus padres, sumamente pobres, no pudieron enviarla a la escuela. En la
tercera aparición le dijo la Virgen María: "No te haré feliz en este
mundo sino en el otro". Y lo cumplió. No fue en su vida -ni seglar ni
religiosa- llevada en palmitas como se podría suponer.
El día
once de Febrero de aquel año 1858 cayó un jueves. Era un día crudo de
invierno. Bernardita acompañada de su hermana Toneta y una amiguita
Juana buscaban leña y huesos para el fuego de la lumbre. Como Bernadita
gozaba de poca salud y se resfriaba a menudo, su madre le había
encargado que procure no mojarse los pies. Su hermana y Juana se
quitaron los zapatos y pasaron el riachuelo. Bernadita quedó sola y es
entonces cuando llegó la Aparición de la Virgen Inmaculada...
Cuando
volvieron Toneta y Juana les preguntó Bernardita: "¿Habrán visto algo?"
Bernardita estaba radiante, y ellas, mistificadas, le preguntaron: "¿Y
tú, qué has visto?"... Con gran sigilo, y después que prometieron que a
nadie lo dirían, les refirió la Visión que había sucedido... Pero...
apenas llegadas a casa todo se descubrió. El calvario que esperaba a la
pobre Bernardita no se puede describir en pocas líneas. Le prohibieron
volver a la gruta, pero impulsada por una fuerza interior allí siguió
acudiendo y allí vio a la Virgen dieciocho veces. El día de la Virgen
del Carmen, 16 de julio "La vio más hermosa que nunca", como ella misma
testificaría luego...
Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se
hizo famoso en todo el mundo. Empezaron a acudir peregrinos proviniendo
de todas partes, y la pequeña ciudad se convirtió en un lugar de
Peregrinación internacional. No hay duda de que es uno de los Santuarios
Mariales más visitados y más venerados de todos los continentes. Allí
han ido descreídos y encontraron la fe. Enfermos de cuerpo y de alma han
hallado la salud física o espiritual o ambas. Allí se respira una gran
devoción, se irradia la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del
amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias.
Quien la visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más
veces para poder experimentar la presencia sobrenatural que allí se
experimenta. Son muchos los milagros que desde la Gruta de Massabielle
obra la Virgen María en cuantos acuden a Ella.
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