San 16 de Febrero : San Onésimo : Mártir y Antiguo Esclavo de Filemón que fue Convertido por San Pablo

Obispo de Efésia, Mártir
(† 95)
El
caso de San Onésimo, por su peculiaridad, puede servir para reflexionar
sobre algunas realidades fundamentales del cristianismo. Lo que sabemos
de él se debe casi exclusivamente a la carta de San Pablo a Filemón, a
quien llama "nuestro querido colaborador" y de quien recuerda con
simpatía la "caridad para con los demás" y la "fe en el Señor Jesús".
San Pablo escribe palabras llenas de autoridad y de dulzura: "aunque
tengo en Cristo plena libertad para ordenarte lo que debes hacer,
prefiero pedirte en nombre de la caridad, tal como soy, Pablo, anciano y
ahora prisionero por Cristo Jesús".
Era una eficaz "captatio
benevolentiae", de ningún modo retórica, porque Pablo se proponía
precisamente invitar a Filemón a realizar un acto de gran caridad y de
fe. "Te ruego por mi hijo, a quien engendré a la fe en mi prisión,
Onésimo, inútil un tiempo para ti, pero ahora bien útil para ti y para
mí. Te envío a él, es decir, mis propias entrañas.
Yo
querría retenerlo a mi lado para que me ayudase en tu lugar en mi
prisión por el Evangelio, pero nada he querido hacer sin tu
consentimiento, a fin de que me hagas esta buena obra no forzadamente,
sino de buen grado. Tal vez por esto se separó de ti, para que lo
tuviera para siempre, no ya como esclavo, sino como un hermano amado,
¡que lo es muchísimo para mí!, ¡cuánto más para ti! según la carne y en
el Señor".
Onésimo no sólo era un esclavo que había huido, sino
también un ladrón, y San Pablo se compromete a pagar esa suma si Filemón
lo exigía: "Si en algo te ofendió, o algo te debe, ponlo a mi cuenta;
yo, Pablo, lo firmo con mi puño y letra, yo pagaré".
Hay quien
sostiene que la liberación de la esclavitud no es mérito del
cristianismo, sino que sólo llevó a la práctica las ideas de filósofos
como Séneca, burócratas como Plinio el Joven, y emperadores como
Adriano. En realidad, ningún "filósofo" llamó "hijo" y "hermano", y
además "queridísimo" a un esclavo fugitivo y ladrón. También para
Onésimo había muerto y resucitado Cristo... Del resto de su vida no
sabemos nada. El Martirologio Romano narra la tradición, según la cual
"fue llevado atado a Roma y lapidado por la fe de Cristo" después de
haber sido obispo de Efeso.
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