Santo del Dia 22 Mayo : Santa Rita de Casia que se hizo Monja tras la muerte de su Marido - Patrona de las causas Imposibles, los problemas Matrimoniales y las Víctimas de abusos

Santa Rita de Casia - Religiosa - († 1457)
Santa Rita nació en 1381 junto a Casia, su segunda patria, en la hermosa Umbría, tierra de Santos: Benito, Escolástica, Francisco, Clara, Angela, Gabriel... Santa Rita pertenece a esa insigne pléyade de mujeres que pasaron por todos los estados: casadas, viudas y religiosas. Por otra parte, pocos santos han gozado de tanta devoción como Santa Rita, Abogada de los imposibles. Su pasión favorita era meditar la Pasión de Jesús.
NOVENA A ST. RITA
Oh santa protectora de los más
necesitados, tú que brillas como estrella de esperanza en medio de la
oscuridad, bendita Santa Rita, espejo luminoso de la gracia de Dios, en
paciencia y fortaleza eres modelo de todos los estados de la vida. Uno
mi voluntad a la voluntad de Dios por los méritos de mi Salvador
Jesucristo, y en particular por su paciente llevar la corona de espinas,
que con tierna devoción contemplabas diariamente. Por los méritos de la
santísima Virgen María y por vuestras propias gracias y virtudes, os
pido que me consigáis mi ferviente súplica, con tal de que sea para
mayor gloria de Dios y mi propia santificación. Guía y purifica mi
intención, oh santa protectora y abogada, para que obtenga el perdón de
todos mis pecados y la gracia de perseverar cada día, como tú lo hiciste
al caminar con valentía, generosidad y fidelidad por el camino de la
vida. [Mencione su solicitud.]
Santa Rita, abogada de lo imposible, ruega por nosotros.
Santa Rita, abogada de los desamparados, ruega por nosotros.Amen
Rezar cada día de la Novena: 1 Padre Nuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Los antiguos biógrafos esmaltan su infancia de prodigios sin cuento.
Lo cierto es que fue una niña precoz, inclinada a las cosas de Dios,
que sabía leer en las criaturas los mensajes del Creador. Su alma era
una cuerda tensa que se deshacía en armonías dedicadas exclusivamente a
Jesús.
Sentía desde niña una fuerte inclinación a la vida
religiosa. Pero la Providencia divina dispuso que pasara por todos los
estados, para santificarlos y extender la luz de su ejemplo y el aroma
de su virtud. Fue un modelo extraordinario de esposa, de madre, de viuda
y de monja.
Por conveniencias familiares se casa con Pablo
Fernando, de su aldea natal. Fue un verdadero martirio, pues Pablo era
caprichoso y violento. Rita acepta su papel: callar, sufrir, rezar. Su
bondad y paciencia logran la conversión de su esposo. Nacen dos gemelos
que les llenan de alegría. A la paz sigue la tragedia. Su esposo cae
asesinado, como secuela de su antigua vida. Rita perdona y eso mismo
inculca a sus hijos. Y sucede ahora una escena incomprensible desde un
punto de vista natural. Al ver que no puede conseguir que abandonen la
idea de venganza, pide al Señor se los lleve, por evitar un nuevo
crimen, y el Señor atiende su súplica.
Vienen ahora años
difíciles. Su soledad, sus lágrimas, sus oraciones. Intenta ahora
cumplir el deseo de su infancia; ser religiosa. Tres veces desea entrar
en las Agustinas de Casia, y las tres veces es rechazada.
Por
fin, con un prodigio que parece arrancado de las Florecillas, se le
aparecen San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino y en
volandas es introducida en el monasterio. Es admitida, hace la profesión
ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años, sólo para Dios.
Recorrió
con ahínco el camino de la perfección, las tres vías de la vida
espiritual, purgativa, iluminativa y unitiva. Ascetismo exigente,
humildad, pobreza, caridad, ayunos, cilicio, vigilias. Las religiosas
refieren una hermosa Florecilla. La Priora le manda regar un sarmiento
seco. Rita cumple la orden rigurosamente durante varios meses y el
sarmiento reverdece. Y cuentan los testigos que aún vive la parra
milagrosa.
Jesús no ahorra a las almas escogidas la prueba del
amor por el dolor. Rita, como Francisco de Asís, se ve sellada con uno
de los estigmas de la Pasión: una espina muy dolorosa en la frente. Hay
solicitaciones del demonio y de la carne, que ella calmaba aplicando una
candela encendida en la mano o en el pie. Pruebas purificadoras,
miradas desconfiadas, sonrisas burlonas. Rita mira al Crucifijo y en
aquella escuela aprende su lección.
La hora de su muerte nos la
relatan también llena de deliciosos prodigios. En el jardín del convento
nacen una rosa y dos higos en pleno invierno para satisfacer sus
antojos de enferma. Al morir, la celda se ilumina y las campanas tañen
solas a gloria. Su cuerpo sigue incorrupto.
Cuando Rita murió, la
llaga de su frente resplandecía en su rostro como una estrella en un
rosal. Era el año 1457. Así premiaba Jesús con dulces consuelos el
calvario de su apasionada amante. Leon XIII la canonizó el 1900.
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