Santo 19 Abril : San León IX Papa (1002-1054) quien jugó un Papel decisivo en la Precipitación del Gran Cisma de 1054
San León IX - Papa - (1002-1054)
Bruno
de Egisheim-Dagsburg nació en Alsacia el año 1002 y fue hijo de los
condes de aquella comarca. Al bautizarlo le impusieron el nombre de
Bruno. Estaba emparentado con los emperadores alemanes. De muy niño
frecuentó la escuela episcopal de Toul llamando la atención a maestros y
compañeros por su ingenio y bondad nada comunes.
Como sacerdote
destacó por sus virtudes hasta el punto de ser conocido como «el buen
Bruno», capellán de su primo el emperador Conrado II.
Llamado al
lado del Obispo Hermann de Toul trabajó con todas sus fuerzas por la
reforma de las costumbres especialmente entre los clérigos. Se entregó a
la vez a cuidar de los más pobres y necesitados. Tanto progresó en la
virtud en cuantas empresas ponía la mano, que era conocido por todos
como "el buen Bruno".
Muerto el obispo Hermann fue elegido por el
pueblo y por el clero para sucederle como obispo de Toul. Se entregó de
lleno a la misión y no se arredraba ante dificultad alguna.
Fue
con el ejemplo de su vida, sobre todo, el arma con que más trabajó para
atajar tanto mal como se había ido introduciendo entre el clero. Era
intransigente con los abusos y, sobre todo, era duro consigo mismo no
permitiéndose a sí ni a los suyos obra alguna que pudiera escandalizar.
Eligió como norma de su vida aquel dicho: "Vencer el mal por medio del
bien". Se dio cuenta clara de que el futuro de la Iglesia estaba en la
reforma de las grandes Ordenes religiosas y que una vez reformadas
éstas, no sería tarea difícil reformar al resto. Era muy grande el
influjo que ellas ejercían entre el clero y el pueblo llano sin olvidar
hasta los mismos príncipes. Muy activo y enérgico, peregrinó por media
Europa para corregir vigorosamente los peores abusos (sobre todo la
simonía y el concubinato de los clérigos), defendiendo la supremacía
pontificia, impulsando la reforma de Cluny, sentando las bases de lo que
será el derecho canónico, oponiéndose a herejías y llamando a su lado
como canciller al gran Hildebrando.
Los Papas Clemente II y
Dámaso II apenas pudieron hacer nada con la reforma que quisieron
introducir porque sus pontificados fueron efímeros. Los reyes en esta
época tenían un influjo casi totalitario en la designación de los Papas.
Así Enrique III el Negro en diciembre de 1048 convocó la Dieta de Worms
y propuso a Bruno de Toul como candidato a sucesor de la silla de San
Pedro y fue gustosamente aceptado por todos. A pesar de su resistencia
hubo de aceptar porque veía ser la voluntad de Dios.
Desde un
principio se puso en contacto con los hombres más prestigiosos y santos
de su época y los que eran más inclinados a cortar con los abusos que
poco a poco se habían ido introduciendo en la Iglesia. Este fue su gran
acierto, ya que ayudado de ellos, y formando a otros como sucesores
suyos, pudo la Iglesia encontrar su verdadero rostro afeado
especialmente durante las últimas décadas. Estos fueron los principales:
San Hugo de Cluny, el arzobispo Halinard de Lyon, San Pedro Damián y
sobre todo el futuro Papa Gregorio VII, el gran Hildebrando.
León
IX hizo comprender a todo el mundo que el Papa era quien gobernaba y no
sólo presidía. Dictó leyes muy importantes y las hizo cumplir,
especialmente a los príncipes y clérigos, sobre estos dos puntos que
tanta necesidad tenían de una tajante reforma.
Una trayectoria
ejemplar de padre que defiende la pureza de la fe y de las costumbres, y
la independencia de la Iglesia, interviniendo en la política mundial
para poner paz con un talante de bondad evangélica que desarmaba a sus
mismos enemigos.
En este misterioso nudo de lo humano y lo
trascendente que es siempre la Iglesia y su cabeza visible parece como
si desde nuestra perspectiva los esfuerzos más admirables y los éxitos
clamorosos tuviesen que estar siempre empañados por la imprudencia, el
fracaso y el error, como si todo gobierno, incluso el de los sucesores
de Pedro, llevara un estigma de grave imperfección.
Tan santo
pontífice, con grandes dotes para serlo, vio iniciarse la polémica con
el patriarca de Constantinopla que conduciría después de su muerte al
cisma de Oriente, y su desafortunada guerra defensiva contra los
normandos en el sur de Italia concluyó con una derrota y con el
cautiverio del propio León.
Murió el 1054 y fue muy llorado por los romanos por su gran bondad.
Texto de: la Parroquia "Sagrada Familia" ( Diócesis Tui - Vigo - España )
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