Fiesta 26 de abril: Nuestra Señora del Buen Consejo - Conocida por Muchos Milagros - Historia Breve y Oración de Novena para Compartir!
Nuestra Señora del Buen Consejo
Milagrosamente se trasladó de Albania a Genazzano, Italia.
Mucho
antes de la venida de Cristo, el pequeño pueblo de Genazzano, a treinta
millas de Roma, construyó un templo a Venus, la diosa pagana del amor, a
la que le tenían particular adhesión. Allí se le ofrecía culto y
celebraban grandes fiestas en su honor, especialmente el 25 de abril.
Todos los años la gente de Genazzano gozaban de las festividades
bailando y cantando.
NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO(Una
novena es una oración que se reza durante 9 días; generalmente se reza 1
Padre Nuestro, 1 Ave María y 1 Gloria todos los días)
Virgen
Santa, movidos por la dolorosa incertidumbre que experimentamos al
buscar y adquirir lo verdadero y lo bueno, nos arrojamos a tus pies y te
invocamos bajo el dulce título de Madre del Buen Consejo. Te
suplicamos: ven en nuestra ayuda en este momento de nuestra
peregrinación mundana cuando las tinieblas gemelas del error y del mal
traman nuestra ruina desviando las mentes y los corazones.
Trono de
la Sabiduría y Estrella del Mar, ilumina a las víctimas de la duda y del
error para que no sean seducidas por el mal disfrazado de bien;
fortalécelos contra las fuerzas hostiles y corruptoras de la pasión y
del pecado.
Madre del Buen Consejo, obtén para nosotros de tu Divino
Hijo el amor a la virtud y la fuerza para elegir, en las situaciones
dudosas y difíciles, el camino conforme a nuestra salvación. Sostenidos
de tu mano caminaremos así sin daño por los caminos enseñados por la
palabra y el ejemplo de Jesús nuestro Salvador, siguiendo en libertad y
seguridad al Sol de la Verdad y de la Justicia por el campo de batalla
de la vida bajo la guía de tu maternal Estrella, hasta llegamos por fin
al puerto de la salvación para disfrutar contigo de una paz eterna y
pura. Amén.
(Por el Papa Pío XII, 23 de enero de 1953)
En
el siglo IV de nuestra era, cuando el cristianismo había sido
públicamente reconocido en el Imperio Romano, el Papa San Marco
(336d.C.) mandó construir una iglesia en una colina sobre el pueblo, no
muy lejos de las ruinas del antiguo templo pagano. La iglesia, firme y
fuerte pero pequeña y sencilla, fue dedicada a Nuestra Señora del Buen
Consejo. A sabiendas del amor que la gente de Genazzano le tiene a las
fiestas y celebraciones, el Papa declaró el 25 de abril (fecha de las
antiguas fiestas paganas), como día de celebración cristiana en honor de
Nuestra Señora del Buen Consejo.
La Iglesia respeta las costumbres de los pueblos pero siempre busca purificarlas de todo error y elevarlas hacia Dios.
A
través de los siglos, Nuestra Señora fue honrada de manera especial en
la pequeña iglesia de la colina, la cual se puso a cargo de los frailes
de la Orden de San Agustín en 1356. Con el tiempo, el uso y los
desgarros comenzaron a afectar el anciano templo. Para el siglo XV, la
iglesia se había venido desvencijando tanto que algunos temían su total
colapso. Pocos, sin embargo, parecían tener interés en repararla,
posiblemente porque habían iglesias mas nuevas y mejores en el pueblo.
Una
viuda santa, Petruccia de Geneo, que amaba a la Virgen devotamente, se
sintió inspirada a reconstruir la iglesia. Deseaba que la iglesia fuera
mas grande y mas bonita, mas apropiada para la Madre de Dios. Confiando
en Nuestra Señora, Petruccia contrató trabajadores y constructores,
compró también los materiales y vio las paredes subir. Sus vecinos la
observaron por un tiempo en silencio, luego comenzaron a burlarse de
ella, especialmente cuando les pedía ayuda.
Petruccia no podía
comprender la actitud que sus vecinos y pensaba que su amor a Nuestra
Señora los inspiraría a ofrecer ayuda. Pero los corazones no estaban
para eso. Ellos sabían que construir una iglesia grande y bonita era un
gran proyecto y que Petruccia tenía dinero, pero no lo suficiente.
Percibían la obra como un acto de orgullo y presunción por parte de
Petruccia y la criticaban. Cuando la obra tuvo que detenerse por falta
de fondos, las paredes sin terminar fueron nombradas "la locura de
Petruccia".
Probablemente Nuestro Señor permitió todo esto para
fortalecer el amor y la confianza de Petruccia. La envidia, la falta de
caridad, y los desacuerdos purifican y prueban toda obra de Dios. Ella
no dejó dominar por los obstáculos; estaba determinada a hacer todo lo
que pudiese para ver la iglesia completada. Sentía que Nuestra Señora
había inspirado el trabajo y que Ella lo apoyaría cuando fuese su
tiempo. Decía que algún día "una gran Señora vendría a tomar posesión de
ella". Petruccia entonces recurrió a sacrificios y oraciones más
fervorosas.
Un poco después, durante la fiesta del pueblo, el 25
de abril, día de San Marcos de 1467, muchas personas estaban congregadas
en la plaza del mercado pasando un buen rato-- festejando, bailando y
cantando. No se sabe por que ya no rendían honor a Nuestra Señora del
Buen Consejo en ese día, como lo habían hecho sus antepasados en siglos
anteriores. Probablemente a través de los siglos su devoción por Nuestra
Señora se había disminuido, pero habían conservado el amor por las
fiestas.
En medio de las fiestas, alguien vio una nube encopada
flotando bien bajo a través del claro cielo azul. El asombro paralizó el
baile y el canto. Toda la atención fue puesta en la nube que bajaba
despacio y que finalmente se detuvo en un borde angosto de las paredes
sin terminar de la iglesia de Petruccia. La nube se abrió gradualmente, y
en su centro apareció una bellísima pintura de Nuestra Señora con el
Niño Jesús. Todas las campanas del pueblo comenzaron a sonar sin la
ayuda de manos humanas.
Atraídos por el inesperado y fuerte
repicar de las campanas, la gente de las villas aledañas se apresuraron a
Genazzano para averiguar la causa. Mientras tanto, al escuchar del
milagro, Petruccia, que estaba orando en casa, se apresuró a la iglesia
para arrodillarse ante la pintura. Llena de alegría dijo que ella sabía
que Nuestra Señora vendría a tomar posesión de su iglesia. Toda la gente
se le unió en las alabanzas a Nuestra Señora.
Nadie conocía la
procedencia de la pintura ni la había visto antes. Pronto una
maravillosa lluvia de gracias y milagrosas curaciones comenzaron a
suceder. En solo cuatro meses, 171 milagros fueron archivados. La gente
comenzó a llamar a la imagen "Nuestra Señora del Paraíso" porque creían
que había sido traída a Genazzano por manos de los ángeles ocultos en la
nube encopada. Otros, por los numerosos milagros, la llamaban "Nuestra
Señora de los Milagros".
Durante este tiempo, dos extranjeros
procedentes de Scutari, Albania, llegaron a Genazzano buscando la
milagrosa pintura de la Virgen. Ellos contaron su testimonio. Scutari
fue la última ciudad tomada por los Turcos en su invasión de Albania.
Cuando comprendieron que ya no podian resistir mas, le pidieron consejo a
la Virgen sobre que hacer para mantener su fe católica en aquellas
circunstancias. Esa noche, ante el asombre de los dos albaneses la
imagen de la Virgen se desprendió de la pared y elevándose por los
cielos se comenzó a trasladar lentamente hacia el oeste. Así pudieron
seguirla, cruzar el mar adriático que separa Albania de Italia, hasta
que llegaron a Genazzano. Así decidieron quedarse en Genazzano para
vivir cerca de su Señora, que también se había refugiado.
Cuando
el Santo Padre en Roma escuchó acerca de la pintura y de sus muchos
milagros, mandó a dos obispos como comisionados a examinar y estudiar
los acontecimientos extraordinarios. Después de una cuidadosa
investigación, el Papa y los comisionados quedaron convencidos de que la
pintura era verdaderamente Nuestra Señora del Buen Consejo, que había
sido venerada por siglos en el pequeño pueblo de Scutari. El espacio
vacío con las dimensiones exactas donde había estado la pintura en la
iglesia fue evidente para todos. La imagen- del espesor de cáscara de
huevo- había sido pintada sobre el yeso de la pared. Ninguna habilidad
humana podría haber tomado con éxito la pintura de la pared sin
romperla. Ninguna mano humana podría haberla traído a través del mar
Adriático y colocarla en el borde angosto de la iglesia sin sujetarla.
Naturalmente,
la iglesia de Petruccia fue completada. Más bien, hubieron tantas
donaciones y fue ofrecida tanta ayuda que se convirtió en una bella
basílica. La pintura fue puesta en un relicario maravilloso con un marco
de oro adornado con piedras preciosas. Mas tarde dos coronas de oro
enviadas por el Vaticano fueron colocadas en las cabezas de la Madre y
el Niño. La pintura aún está en la iglesia, "la locura de Petruccia".
Los monjes Agustinos son los guardianes especiales de la iglesia y de la
pintura milagrosa.
La basílica ha sido afectada por los siglos.
Sufrió particularmente por la Segunda Guerra Mundial ya que para
arrestar el avance de los Aliados, los alemanes no dudaron en bombardear
las iglesias. En Genazzano, el santuario de Nuestra Señora no se libró.
Una bomba explotó en el con toda fuerza. El altar mayor fue
completamente destruido, todas las pinturas y las estatuas en las
paredes alrededor se vinieron abajo, pero la milagrosa pintura de
Nuestra Señora del Buen Consejo, se mantuvo perfectamente intacta, tan
bella como cuando Petruccia la vio por primera vez.
Nuestra
Señora tiene los ojos parcialmente bajos como si estuviera escuchando
con intensidad. Su vestido verde oscuro está adornado con un borde de
oro. Su manto azul oscuro cubre su cabeza y sus hombros y cubre
parcialmente al Niño Jesús, quien tiene una mano alrededor del cuello de
su Madre. Su mejilla toca la de ella, y su mano izquierda esta
sosteniendo el cuello de su vestido. El vestido rojo del Niño esta
adornado con un borde de oro. La expresión en ambos, Madre e Hijo es de
una profunda atención. El Niño Jesús parece que está listo para
susurrarle algo a Su Madre. Es una pintura sencilla pero atractiva.
En
los últimos cuatro siglos innumerables peregrinaciones y muchos
milagros han ocurrido en el santuario de Nuestra Señora, Madre Amorosa
que es para todos un tesoro de la gracia divina. Acude a ella con tus
pequeños problemas; ve a ella con tus grandes problemas; confía en su
guía. Ella es verdaderamente Nuestra Señora del Buen Consejo.
Las palabras "Madre del Buen Consejo" fueron insertadas por Pío IX a las letanías de la Virgen María.
Texto de: Fuente: LeBlanc, Sr.M. Francis, O.Carm., Cause of Our Joy. Boston: Pauline Books and Media, 1976
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