Santo 11 de Enero : San Teodosio el Cenobiarca Abad y Fundador que vivió en una Cueva para Ayunar y Orar
San Teodosio
Cenobiarca y confesor
(423-529)
Teodosio
nació en el año 423, en un pequeño pueblo de Capadocia, de padres
ricos, nobles y cristianos. De joven, se sintió inspirado a visitar los
Lugares Santos. En el camino, quiso ver a San Simeón Estilita y
consultarle sobre el tipo de vida que debía elegir. Simeón lo distinguió
entre la multitud de peregrinos y, llamándolo por su nombre: «Teodosio,
hombre de Dios», le dijo: «Bienvenido». Lo hizo montar en la columna
alta que le servía de residencia, lo bendijo y le dijo que sería el
padre de un gran pueblo de monjes.
Teodosio,
después de su peregrinación, se estableció en Tierra Santa. Buscó la
soledad en una alta montaña, donde vivió en oración, ayuno y penitencia,
escondiéndose en una gruta, donde era tradición que los Reyes Magos
habían dormido a su regreso de Belén. La brillantez de su virtud le
atrajo muchos discípulos; primero recibió un número muy pequeño, pero
pronto su caridad le hizo aceptar todos los sujetos de buena voluntad.
Los ejercitó a la virtud con la palabra y el ejemplo. Para hacerles
siempre presente el pensamiento de la muerte, les hizo cavar un
sepulcro; luego, de pie en medio de ellos, les dijo con una sonrisa:
«Aquí está listo el lugar del descanso, ¿quién nos lo dedicará?» Un
sacerdote, llamado Basil, se arrodilló: «¡Por favor, bendígame, Padre,
seré yo!» El servicio fúnebre fue leído durante cuarenta días, y el
cuadragésimo día, sin fiebre, dolor ni agonía, Basilio se durmió del
último sueño.
Teodosio, por consejo del cielo, hizo construir un
monasterio tan vasto que parecía una ciudad. Además de los edificios
reservados a los monjes, había grandes establecimientos para todos los
oficios, y varios hospitales para las multitudes de inválidos y
enfermos; el recinto de este monasterio contenía no menos de cuatro
iglesias.
Dios recompensó la inmensa caridad de Su siervo. Muchos
milagros hicieron célebre a la pequeña comunidad, y, aumentando los
discípulos, fue necesario construir un monasterio, en el que llegó a
haber mil monjes. Además, algunos días, hubo un centenar de mesas
preparadas en el monasterio para extranjeros; la Providencia Se
encargaba de todas las necesidades. Una vez, cuando se agotaron las
provisiones, los Hermanos comenzaron a susurrar, y Teodosio les dijo:
«Confiad, Dios no Se olvidará de nosotros». Pronto llegaron mulas
cargadas de comida. Tuvo estrecha amistad con San Sabas; después de una
vida ejemplar y laboriosa, llena de méritos, murió pacíficamente el 11
de Octubre del 529, a los ciento seis años de edad. El Santo vio venir
la muerte con alegría. Había sacado de la meditación sobre la muerte, el
principio de una vida tan perfecta.
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