Santo 14 de octubre : San Calixto I - Papa que enseñó que los Pecadores graves Arrepentidos podían volver a Comulgar y Patrono de los Trabajadores del Cementerio
Patrono
de: los trabajadores del cementerio El nombre de San Calixto se hace
famoso por el antiguo cementerio que embelleció, y que, por el gran
número de santos mártires cuyos cuerpos fueron depositados allí, fue el
más célebre de todos los de Roma. Era romano de nacimiento, sucedió a
San Zefirín en el pontificado en 217 o 218, el 2 de agosto, y gobernó la
iglesia cinco años y dos meses, según la lectura fiel del antiquísimo
Pontificio, recopilada de los registros de la Iglesia Romana, como
muestran Henschenius, Papebroke y Moret, aunque Tillemont y Orsi le dan
sólo cuatro años y algunos meses. Antonino Caracalla, que había sido
liberal con sus soldados, pero el más bárbaro asesino y opresor del
pueblo, habiendo sido masacrado por una conspiración levantada por la
artimaña de Macrino, el 8 de abril de 217, quien asumió la púrpura, el
imperio fue amenazado por todos lados con conmociones. Macrino otorgó
placeres infames en Antioquía ese tiempo que debía a su propia seguridad
y a la tranquilidad del estado, y le dio a una mujer la oportunidad de
derrocar su imperio.
Se
trataba de Julia Moesa, hermana de la madre de Caracalla, quien tuvo
dos hijas, Sohemis y Julia Mammaea. Esta última fue madre de Alejandro
Severo, la primera de Bassianus, quien siendo sacerdote del sol, llamado
por los sirios Elagabel, Emesa, en Fenicia, recibió el sobrenombre de
Heliogábalo. Moesa, siendo rico y liberal, ganó dinero con el ejército
en Siria para proclamarlo emperador; y Macrino, saliendo de Antioquía,
fue derrotado y muerto en Bitinia en 219, después de haber reinado un
año y dos meses, faltando tres días. Heliogábalo, por sus lujurias
antinaturales, su enorme prodigalidad y glotonería, y su loco orgullo y
vanidad, fue uno de los monstruos más inmundos y tiranos detestables que
jamás haya producido Roma. Reinó sólo tres años, nueve meses y
cuatro días, siendo asesinado el 11 de marzo de 222 por los soldados,
junto con su madre y favoritos. Su primo, el alemán y sucesor,
Alejandro, de apellido Severo, fue por su clemencia, modestia, dulzura y
prudencia uno de los mejores príncipes. Despidió a los oficiales de su
predecesor, redujo a los soldados a su deber y los mantuvo atemorizados
mediante un pago regular. Tenía en su capilla privada las imágenes de
Cristo, de Abraham, de Apolonio de Tiana y de Orfeo, y supo de su madre,
Mamma a, tener gran estima por los cristianos. Es un gran honor para
nuestro Papa que este sabio emperador siempre admirara con qué cautela y
solicitud se hacía la elección de personas que eran promovidas al
sacerdocio entre los cristianos, cuyo ejemplo proponía a menudo a sus
oficiales y al pueblo, para ser imitado en la elección de los
magistrados civiles. Fue en su reinado pacífico que los cristianos
comenzaron a construir iglesias, que fueron demolidas en la persecución
posterior. Lampridio, el historiador de este emperador, nos dice que
cierto idólatra, reclamando un oratorio de los cristianos del que quería
hacer un comedor, el emperador adjudicó la casa al obispo de Roma,
diciendo que era mejor que fuera debe servir en nada al culto divino que
a la glotonería, en hacerse cocinera.
A los libertinajes de
Heliogábalo opuso San Calixto el ayuno y las lágrimas, y promovió por
todos los medios la verdadera religión y la virtud. Sus labores
apostólicas fueron recompensadas con la corona del martirio el 12 de
octubre de 222. Su fiesta está marcada en este día en el antiguo
martirologio de Lucca. El Calendario liberiano lo sitúa en la lista de
los mártires, y atestigua que fue enterrado el 14 de este mes en el
cementerio de Calepodio, en la Vía Aureliana, a tres millas de Roma. Los
pontificios le atribuyen un decreto nombrando los cuatro ayunos
llamados Ember-days; lo cual es confirmado por antiguos Sacramentarios, y
otros monumentos citados por Moretti. También decretó que las
ordenaciones deberían llevarse a cabo en cada una de las Semanas de
Ascuas. Fundó la Iglesia de la Santísima Virgen María más allá del
Tíber. En el Calendario publicado por Fronto le Duc se le llama
confesor, pero encontramos otros mártires a veces llamados confesores.
Si San Calixto fue arrojado a un pozo, como relatan sus hechos, parece
probable que fuera ejecutado en algún tumulto popular. Dion menciona
varias conmociones de este tipo bajo este príncipe, en una de las cuales
los guardias pretorianos asesinaron a Ulpiano, su propio prefecto. El
Papa Pablo I y sus sucesores, viendo los cementerios sin muros y
abandonados después de las devastaciones de los bárbaros, retiraron de
allí los cuerpos de los más ilustres mártires, y los hicieron llevar a
las principales iglesias de la ciudad. Los de SS. Callistus y Calepodius
fueron trasladados a la Iglesia de Santa María más allá del Tíber.
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